#14 Nuestras mentes están hechas de transistores y amistades

Nuestras mentes están hechas de transistores y amistades

Nuestras mentes están hechas de transistores y amistades

El pensamiento también vive fuera de la cabeza

Hace unos días me robaron mi mochila con la computadora adentro. Qué cagada.

¨No, qué bajón. Perdiste cosas importantes?¨

¨No, medio que tengo todo entre Drive y Git. Lo que no está subido casi que ni lo uso. Películas y cosas así perdí nada más. Algunos PDFs...¨

?Por qué me afectó tanto estar dos semanas sin la computadora? Ni siquiera sin computadora. Esto lo estoy escribiendo en la Mac de mi hermana, que me la está compartiendo un poco hasta que consiga reemplazarla. ¨Es una herramienta de trabajo¨, me repito.

Qué buena la sensación de entrar, aunque sea de una computadora ajena, a mi cuenta de Google y que siga todo como  de costumbre. Mis documentos, mis artículos guardados para leer. Cuando empiezo a tipear en el buscador, se me completa con las mismas páginas de siempre. No es de particular ayuda, pero se siente familiar.

El timing, invariablemente, es pésimo. Días antes de rendir un parcial en la facultad para el que tengo que programar. Pero es más que eso, me gusta llevarla de un lado a otro. Siento que me puedo poner a trabajar en cualquier lado, en cualquier cosa. Escribir, estudiar, leer.

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The Extended Mind (mente extendida) es el segundo paper de filosofía más citado de la historia. Es medio trampa, porque Hegel y Kant y todos esos escribían Libros, no papers para journals filosóficos, pero bueno. Para mí vale igual.

A los estándares de hoy, Andy Clark no patea la pelota demasiado lejos del área de lo razonable en su famoso paper: la mente hace un montón de cosas (conscientes o no); si esas actividades las hace algun circuito neuronal adentro de nuestro cráneo, no dudamos en llamarlo una ¨actividad mental¨; si esa misma función se realizara fuera de nuestro cuerpo, también deberíamos considerarla una actividad mental.

Una crítica que me encantó sobre ese paper decía “Cuando lo publicaron, en el 98’, no era verdad. Hoy sí.”

-!Bien, encontré las comillas! voy a dejar de poner diéresis-. 

Si la filosofía fuese un deporte, nuestras intuiciones serían la pelota. Argumentos como el de antes son típicos. Pero más típico aún es escuchar historias, narradas específicamente para estirar nuestras intuiciones en alguna dirección en específico.

Bien sabemos, y bien sabía Andy Clark, que un argumento no es una buena forma de convencer a nadie. Escrito en tres oraciones o expresada con todo el rigor de la filosofía profesional, la idea la logra ilustrar con una pequeña historia (la traslado a Buenos Aires):

Inga es una estudiante de letras en Puan que sus amigxs le contaron sobre una exposición del MALBA a la que planeaban ir ese sábado. A Inga le pareció interesante y les dijo que lxs veía ahí.

Otto es mayor a Igna y ya está Jubilado. Otto tiene Alzheimer y, como haría mucha gente que tiene esa enfermedad, anota en su libreta que hay una exposición el sábado en el MALBA a la que le interesa ir.

Llega el sábado e Inga se da una ducha cuando se despierta, a las 12pm. Mientras se baña se acuerda que había quedado en ir al MALBA y que para tomar el 130 tiene que caminar un poco, pero es lo más rápido.

Otto se despierta temprano y lee su cuaderno como todas las mañanas. Sin él, no sólo no podría recordar que el MALBA está en Figueroa Alcorta, si no que tampoco sabría que hay una exposición. Ni siquiera recordaría que le interesaría ir.

No sé si moraleja es la palabra, pero este cuentito analógico es el ejemplo clásico de mente extendida: un objeto del lado equivocado del cráneo que sigue cumpliendo con funciones que, en un caso análogo, consideramos mentales.

Lo bueno del paper (y lo malo de ese ejemplo) es que no sólo aplica a muletas cognitivas para casos donde hubo daño, si no que nos aplica a todos a través de muchísimos tipos de tecnologías. Sí, Otto usa una libreta porque no puede recordar por su cuenta. Pero hace muchísimo tiempo que usamos libretas para recordar eventos o que usamos papel para llevar cuentas o mantener mapas. Hacemos eso no porque estemos dañados, si no porque aprovechamos otros medios que son mejores para ciertas tareas. Sí, antes de Google recordábamos más cosas. Pero nuestra especie evolucionó para hacer uso de nuestro entorno.

De la misma forma en la que dominar el fuego nos permitió hacer casi toda la digestión fuera de nuestro cuerpo (otros animales comen exclusivamente carne cruda y necesitan reposar muchísimo tiempo después de comer), así liberando un poco de energía para usar en cosas más importantes, también dominar la escritura nos permitió hacer cosas que antes no teníamos chance.

Como puntada final, una vez que ya compraste que no es ridículo pensar a la agenda de Otto como parte de su mente, Andy dice que la mente extendida no son sólo objetos materiales o tecnológicos. Si Inga no se acordaba de ir al MALBA, cabe pensar que el rol de su memoria lo hubiese tomado una amiga que le manda un Whatsapp. No es el teléfono en este caso lo único fuera del cráneo que actúa como mente, si no también la amiga. La amiga y la agenda de la amiga, si ella fuera más ordenada que Inga.

Yo estuve sin computadora estas dos semanas. No fue un acto voluntario. Me inhibió de trabajar, de escribir y de estudiar. Claramente, es más fácil recuperarse de un disco rígido faltante que de una parte de la corteza prefrontal. Pero - a mí me convence -, perder acceso a cuadernos o diarios no es tan distinto a perder recuerdos. En particular, quedarse sin Google Calendar o sin Whatsapp no es tan distinto a que Otto pierda su agenda o a que a Inga la deje de llamar su amiga.

Por suerte, no perdí mucho más que algunos PDFs. La mayoría de mis procesos mentales pasan o en mi cerebro o en Google Drive. Espero que no les pase nada malo a ninguno de los dos.