#34 Ética hacker e internet

La ética hacker

La ética hacker: entre el pasado y el futuro de internet

Desde su aparición allá por los años ’70, y durante el comienzo de su desarrollo masivo entre los ’80 y los ‘90, la red de internet fue concebida por un grupo de académicos e informáticos entusiastas como un ámbito de libertad y anarquía, con el potencial para generar un tipo de sociedad realmente inclusivo. Era un espacio que estaba llamado a la libre organización de los usuarios, que por el carácter libre y descentralizado de su arquitectura escaparía a la intervención y al control, tanto de los Estados como de las corporaciones económicas. En defensa de esta concepción, en 1996, en pleno Foro Económico de Davos, John Perry Barlow (creador de  la

) escribía

: “Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que ustedes están buscando imponernos. Ustedes no tienen ningún derecho moral a gobernarnos ni poseen métodos para hacernos cumplir su ley que debamos temer verdaderamente” La denominada “cultura hacker” nació y creció al calor de estos acontecimientos, llevando adelante una ética en relación a una serie de valores compartidos: la pasión y el entusiasmo por la programación y el desarrollo de software libre y de código abierto, la cooperación en el trabajo, la democratización y el libre acceso a la información, la difusión de los desarrollos y su resultados, los cuales son compartidos para que cualquiera pueda utilizarlos, ponerlos a prueba y ampliarlos, entre otros. La ética hacker, como sostiene Pekka Himanen, se postula como una crítica a la cultura capitalista propia de la ética protestante. Se afirma como una ética del trabajo en tanto toma la pasión y la libertad como ejes vertebradores del tiempo y de la actividad laboral. Postula también una ética en relación al dinero, ya que la motivación del hacker no tiene a la ganancia como su meta, sino el reconocimiento y el interés social de sus desarrollos. Por último, afirma una ética de la red, ya que se sostiene sobre una dimensión colectiva de internet, una tecnología accesible a todes, donde el conocimiento es un bien compartido, además de postular la importancia de garantizar la seguridad y la privacidad de los usuarios.

Hoy en día, la organización de la red parece encontrarse muy alejada de aquellos orígenes libres y comunitarios que enérgicamente sostenían sus primeros activistas, así como de la visión de la ética hacker. El escritor Lawrence Lessing recorre esta historia mostrando la metamorfosis de un ciberespacio de anarquía en un ciberespacio de control. Con la expansión y desarrollo global de internet, fueron introduciéndose mecanismos de identificación, geolocalización y rastreabilidad, tanto en función de intereses económicos como gubernamentales. En los últimos años, con el crecimiento exponencial de las tecnologías vinculadas al big data, se fueron perfeccionando las técnicas basadas en la extracción y el tratamiento de los datos. Así se generó un modelo de negocios en manos de privados que tiene como consecuencia un mayor nivel de rastreo y vigilancia de la actividad de los usuarios, y que puede influir directamente sobre sus comportamientos y acciones. Este desarrollo fue acompañado de niveles cada vez mayores de concentración económica. Se establecieron poderosos monopolios que hoy en día controlan casi la totalidad de actividades que desarrollamos en internet a nivel global. Como señala Natalia Zuazo, en 2007 la mitad del tráfico de internet se distribuía entre cientos de miles de sitios alrededor de todo el mundo; en 2014 este número se redujo a 35 empresas; hoy en día, se encuentra concentrado en solo cinco corporaciones: Google, Microsoft, Facebook, Apple y Amazon.

Tras este breve recorrido a lo largo de 51 años de historia, desde la creación de la primitiva red ARPANET en 1969, pasando por los manifiestos de la cultura libre y de la ética hacker que promovían una sociedad alternativa, hoy encontramos a internet en su fase más concentrada y monopólica. En 2016, a menos de veinte años de la declaración de independencia del ciberespacio, Julian Assange sentenciaba: “Internet, nuestro mayor instrumento de emancipación, ha sido transformado en la más peligrosa herramienta del totalitarismo que hayamos visto. Internet es una amenaza para la civilización humana” Ante esta afirmación nos preguntamos ¿es posible recuperar la libertad de internet? ¿existen herramientas que escapen a la lógica de estos monopolios y postulen otra experiencia posible?

La historia nos muestra que, a pesar de haberse convertido en un gran negocio en manos de unos pocos, internet también puede ser una herramienta de democratización, de libre acceso al conocimiento, de desarrollo horizontal y cooperativo. Las herramientas basadas en software libre y de código abierto, la opción por formas económicas cooperativas y democráticas pueden constituir una alternativa viable. Constituye una tarea de la crítica encontrar aquellos espacios de la red donde exista la decisión libre, y potenciarla políticamente para la construcción de una sociedad más igualitaria.  Los valores y postulados de la ética y la cultura hacker pueden aún devenir en formas de organización política que democraticen el espacio de internet, que abran la posibilidad de elegir entre tecnologías alternativas, que articulen experiencias comunes y que puedan generar comunicaciones más libres, seguras e inclusivas.