- Filosofía del Futuro
- Posts
- ¿Aceleración o velocidad?
¿Aceleración o velocidad?
¿Aceleración o velocidad?
¿Aceleración o velocidad?
El aceleracionismo es una corriente filosófica que propone acelerar el desarrollo tecnológico para solucionar diversos problemas políticos. Como veremos, existe una distinción sutil pero importante entre aceleración y velocidad que ayuda a pensar el desarrollo tecnológico actual.
Las teorías aceleracionistas promueven la expansión científica y tecnológica de las fuerzas de producción para generar un cambio social radical. Existen aceleracionismos de izquierda y de derecha: los primeros buscan realizar una evolución tecnológica hacia horizontes poscapitalistas mayormente igualitarios, los segundos apoyan la intensificación indefinida de la producción técnica y científica dentro del capitalismo y consideran que el desarrollo tecnológico es suficiente para resolver los males de la sociedad, sin necesidad de un cambio radical en la estructura económica.
En física, la velocidad nos dice cómo y cuánto cambia la posición de algo en cierta cantidad de tiempo. La aceleración es una noción derivada, que nos dice cómo cambia la velocidad. Qué tanto está acelerando algo es qué tan rápido está cambiando su velocidad.
Desde esta línea, para hablar de aceleracionismo, no basta con preguntarnos qué tan rápido se está desarrollando la tecnología, sino cuánto está acelerando su desarrollo. Para hablar de aceleración, la tecnología debería desarrollarse cada vez más rápido.
En su Manifiesto por una política aceleracionista, Alex Williams y Nick Srnicek sostienen que el capitalismo se suele asociar con la idea de aceleración técnica y económica y que la ideología neoliberal se presenta como la liberación de las fuerzas innovadoras tecnológicas y sociales en aceleración constante. Sin embargo, contradiciendo las corrientes aceleracionistas de derecha, como la propuesta de Nick Land, ambos autores plantean que la hegemonía neoliberal confunde aceleración con velocidad: “puede que nos estemos moviendo rápidamente, pero es sólo dentro de una serie definida de parámetros capitalistas que, por su parte, no vacilan nunca”.
El modelo económico actual brinda un crecimiento veloz de las habilidades y competencias funcionales al sistema: más cosas que se compren y se vendan, no necesariamente cosas mejores. La privatización del saber, la censura en internet, el copyright y el sistema de patentes contribuyen, sin afectar la velocidad de la producción, al freno de la aceleración científica y tecnológica.
Cuando Mark Fisher señaló "el lavarropas es un mejor modelo de progreso tecnológico que el smartphone" también mostró la diferencia entre velocidad y aceleración. Año a año vemos nuevos modelos de celular que cambian poco y nada de la vida cotidiana: lo mismo pero más pequeño, más chato, más caro, lo mismo pero con una cámara un poquito mejor, con una obsolescencia programada a un plazo cada vez más corto... Sin duda la tecnología tiene gran velocidad, pero no aceleración. La aceleración tecnológica del lavarropas, como la de la heladera o la aspiradora, yace en la radicalidad del cambio que ofrece en la organización del trabajo doméstico y profesional: el alivio físico de tareas anteriormente arduas, el ahorro del tiempo, la mejora cualitativa de la organización en las tareas y la posibilidad de ocupar ese tiempo ahorrado o esa ventaja en el desarrollo de nuevas tareas.
En línea con la oda al lavarropas de Mark Fisher se encuentra la teoría xenofeminista. Su propuesta tecnomaterialista valora los dispositivos tecnológicos como herramientas útiles para el cambio. En este caso, se trata de lograr una futuridad más igualitaria en cuestiones de género: esto incluye los inventos que facilitan el trabajo doméstico (como el lavarropas) y mejoran la vida cotidiana de las personas (principalmente de las mujeres, históricamente confinadas al ámbito doméstico), pero también abarca las innovaciones que permiten construir utopías feministas como los tratamientos de fertilidad u hormonales para reasignación de género. Dicho tecnomaterialismo no supone que la tecnología sea buena o mala en sí misma, pero esto no la vuelve neutral: los dispositivos técnicos revelan fenómenos sociales que resultan de los intercambios existentes. En una sociedad capitalista, desigual, machista y patriarcal la tecnología llevará en su desarrollo y distribución la marca de sus condiciones de invención.
Siguiendo el rastro que Williams, Srnicek, Fisher y Laboria Cuboniks dejan para pensar la aceleración es preciso considerar que nuestro sistema económico, técnico y científico actual ofrece velocidad y nada más: cada vez tenemos más cosas, recursos, saberes y técnicas que no llevan a resultados cualitativamente distintos. El aceleracionismo de izquierda, en sus distintas teorizaciones, propone dos soluciones: primero, utilizar de forma crítica la tecnología existente a través de una redirección de sus objetivos en la distribución y uso a través de la lucha popular; segundo, contribuir a la elaboración de nuevas tecnologías con perspectiva aceleracionista, es decir, introducir cambios cuantitativos pero también cualitativos en la invención y el desarrollo de nuevas herramientas para la emancipación popular.