La economía networkista

Introducción a la economía networkista

Un fantasma recorre el mundo: el fantasma del pesimismo. 

En el siglo XXI, la transformación social parece una utopía y las grandes narrativas parecen ingenuas.

Intentamos y fracasamos tantas veces que la única conclusión aparente es que el cambio es imposible. Pero no lo es.

Los mapas que nos guían al transformar la realidad son las teorías, y las teorías que usamos hasta ahora tenían puntos ciegos, obstáculos no previstos y distorsiones que nos impidieron llegar a buen puerto.

Hoy, la revolución digital nos permite dibujar mapas mejores. 

El modelado computacional, la ciencia de redes y la teoría de juegos trazan un mapa que coincide mejor con la experiencia histórica, prevé los obstáculos que sorprendieron a las propuestas anteriores, explica por qué los modelos previos tenían distorsiones y puntos ciegos, y muestra que, hoy más que nunca, el laberinto tiene salida.

Construir un mapa nuevo es reconstruir la esperanza.

Líderes y seguidores

Toda la historia de la humanidad, hasta la actualidad, es una historia de disputa de redes.

Señores feudales, esclavistas, gobernadores, tiranos, empresarios, líderes sindicales; en una palabra, jerarcas, a la cabeza siempre, compitiendo entre sí por seguidores, en una lucha que produjo colonias y revoluciones, autoritarismo y libertad, una lucha que amplifica la desigualdad en cada paso, una lucha que, bajo su aparente diversidad, sigue siempre las mismas reglas.

Todas las organizaciones económicas de gran escala tuvieron jerarquías y desigualdad. Los jerarcas ganan mucho y los subalternos ganan poco o nada. 

La teoría Marxista guió los proyectos revolucionarios del siglo XX. El marxismo ligaba el poder económico a la propiedad de los insumos y las máquinas necesarias para producir. Sin embargo, las jerarquías económicas existen más allá de las relaciones de propiedad.

Un ejemplo actual son los sindicatos verticalistas. Hay líderes sindicales, delegados, y trabajadores agremiados. Los líderes sindicales suelen obtener ganancias usufructuando la lucha de los trabajadores. Pueden aprovechar su jerarquía para negociar con las empresas y obtener sobornos, o administrar los fondos de la cuota sindical para su propio beneficio. Es una jerarquía que existe, genera ganancias a los de arriba, y no está ligada a la producción ni a la propiedad de medios de producción. Se sostiene únicamente mediante el liderazgo de la organización.

Otro ejemplo actual son las empresas de servicios. Una empresa desarrolla software y trabaja de manera virtual. Sus empleados son propietarios de las computadoras con las que trabajan, y pagan el alquiler de la casa en la que trabajan, así como la conexión eléctrica y el acceso a Internet que necesitan para producir. Sin embargo, la empresa tiene un dueño que paga salarios y obtiene plusvalor del trabajo del equipo. La propiedad de los insumos y las máquinas es de los empleados, y aún así existe una jerarquía que habilita la ganancia empresarial.

Creer que las jerarquías económicas requerían la propiedad de los medios de producción implicaba creer que las jerarquías económicas desaparecerían cuando la propiedad fuera común. Sin embargo, las jerarquías de poder y la ganancia extraordinaria de los jerarcas permanecieron después de las revoluciones marxistas en Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, Laos, Camboya, Vietnam, China, la Unión Soviética, Yugoslavia, El Congo, y el resto de los países que las llevaron a cabo.

Construir un mundo más justo requiere comprender las jerarquías económicas para aprender a mitigarlas. En los próximos capítulos, mostraremos cómo funcionan las jerarquías económicas y su rol en la alineación de incentivos para la cooperación. Al final, ofreceremos estrategias plausibles contra la desigualdad.

Las preguntas de Marx

La teoría del liderazgo da una respuesta simple y adecuada al presente a las preguntas en que trabajó Marx durante el siglo XIX.

Marx quiso entender cómo funciona la historia de los sistemas económicos, y en particular, qué mecanismos generan y acrecientan la desigualdad. Su proyecto era formular un diagnóstico científico que permitiera mitigar la desigualdad.

Desde que escribió Marx, hubo descubrimientos científicos que comprenden mejor la conducta humana. La teoría de juegos estudia cómo actúan los grupos de personas en función de los incentivos individuales de sus miembros. La economía conductual y las ciencias cognitivas describen cómo las personas procesamos la información para tomar decisiones en la práctica. La teoría de redes permite cuantificar el poder de negociación de los intermediarios productivos y de la comunicación.

Al combinar y resumir estos descubrimientos en un modelo general de la historia económica, obtenemos una teoría más precisa y predictiva que la lucha de clases, a la que denominamos “disputa de redes”. La disputa de redes comprende y explica problemas predictivos y de puesta en práctica de la teoría marxista.

Veremos que la disputa de redes es suficiente para explicar por qué el grueso de los trabajadores no lucha por la revolución, por qué surgieron cúpulas de poder en los experimentos marxistas, por qué las burocracias sindicales capturan parte del valor obtenido por los sindicatos, por qué el poder económico tiende a concentrarse con el tiempo, cómo, cuándo y por qué suceden las revoluciones en los sistemas económicos, o cómo, cuándo y por qué emergen el autoritarismo, la esclavitud, la libertad, el proteccionismo y el libre comercio.

La lucha de clases, en su expresión inicial, no era suficiente para explicar tales acontecimientos históricos. Por eso, el paradigma marxista tuvo que formular teorías especiales para comprenderlos, como la teoría de la alienación, la teoría del imperialismo, la teoría de la revolución permanente, la teoría de la relación verdad-poder, la teoría de la batalla cultural, y los diversos modelos sobre la acumulación y centralización del capital.

Para formular nuestro modelo, partiremos de cuatro supuestos simples: que cada persona tiende a hacer lo que le conviene individualmente, que podemos ser más productivos colaborando que trabajando solos, que la productividad de un grupo depende de la tecnología disponible, y que la tecnología tiende a mejorar con el tiempo.

Este libro es una maqueta para un nuevo paradigma económico. Es una propuesta para construir en conjunto los cimientos de una nueva economía, y luego todo el edificio. Por ello, los argumentos priorizan la sencillez y la comprensibilidad antes que el blindaje ante las críticas.

Esto sugiere un pacto de lectura. Para convencerse de que el liderazgo es un paradigma prometedor basta compararlo con los paradigmas anteriores de pensamiento económico. Se espera que la lectura valore la capacidad de explicar la historia de los sistemas económicos desde un único modelo y pocos presupuestos.

Plan del libro

El primer capítulo presenta el liderazgo. 

El liderazgo es una forma autosuficiente de poder, que permite capturar parte del valor generado por otras personas sin necesidad de poseer máquinas, insumos, dinero o títulos nobiliarios.

Funciona porque alinea los incentivos para promover la colaboración, y permite explicar la plusvalía empresarial, el señorío feudal, las burocracias soviéticas y sindicales, las tiranías y la economía de plataformas.

El segundo capítulo presenta la disputa de redes.

La disputa de redes es la competencia entre líderes por seguidores a medida que la tecnología avanza. Permite explicar la concentración de poder económico, la caída salarial de las últimas décadas, y el ensilamiento tecnológico reciente.

Veremos que el autoritarismo y la libertad, la esclavitud y la emancipación, o el proteccionismo y el libre comercio pueden explicarse y predecirse desde la competencia por seguidores entre líderes de organizaciones de productividades diferentes.

Finalmente, analizaremos el salario básico universal y la eliminación de la propiedad privada desde la disputa de redes. Mostraremos que, contrario al sentido común, permitirán concentrar el poder y agravar la desigualdad.

El tercer capítulo estudia el liderazgo en contextos de mercado.

Si el mercado funcionara perfectamente, alinearía los incentivos y fomentaría la colaboración sin necesidad de que haya líderes que capturen parte del valor producido por las organizaciones.

Producimos bajo liderazgos porque los supuestos de la competencia perfecta son imprecisos. Nuestro procesamiento imperfecto de la información hace eficiente organizarnos en empresas, y las empresas son organizaciones lideradas.

En el capítulo, analizaremos el liderazgo en el caso específico de las empresas, y el rol del sistema financiero en la disputa de redes.

Al final del capítulo, observaremos que el mercado tenderá a cristalizarse. En otras palabras, el mercado desaparecerá para dar lugar a sistemas económicos alternativos. 

Esto implica que el sistema financiero y el dinero desaparecerán como forma de intercambio común de valor entre las empresas. 

Esta última predicción, también contraria al sentido común, es una tendencia que ya puede observarse allí donde la disputa de redes se dio en forma acelerada. Por ejemplo, la economía de plataformas sufrió un efecto funcionalmente análogo, mediante el cual desapareció el intercambio común de información entre plataformas.

El capítulo cuatro presenta el origen epistemológico del modelo del liderazgo.

Hay tres tipos de modelos científicos modernos: dualistas, gasistas y newtorkistas.

Los modelos dualistas aparecieron con el cálculo diferencial en el siglo XVIII y sirven para entender sistemas de dos partes, como un planeta que orbita a otro. La lucha de clases es un modelo dualista propuesto a mediados del siglo XIX. 

Los modelos gasistas aparecieron con la termodinámica estadística al final del siglo XIX y sirven para entender sistemas de muchísimas partículas que no forman estructuras ni se organizan, como los gases. La competencia perfecta es un modelo gasista construido en los siglos XIX y XX.

Los modelos networkistas aparecieron con las simulaciones computacionales a fines del siglo XX, y sirven para entender sistemas de más de dos partes interdependientes que pueden adaptarse y formar estructuras, como los cerebros y los ecosistemas. La teoría del liderazgo es un modelo networkista del siglo XXI.

La economía tiene más de dos partes, porque incluye muchas personas, gremios y empresas. Además, los individuos se adaptan, interconectan, y organizan constantemente.

Entonces, la economía se parece más a un ecosistema o a un cerebro que a un gas o a un planeta que orbita a otro. Es sensato estudiarla desde el paradigma networkista.

Los capítulos restantes presentan estrategias para mitigar la desigualdad.

El capítulo cinco presenta mecanismos alternativos al liderazgo para alinear incentivos y promover la colaboración. Además, adelanta cómo intervenir el liderazgo para mitigar la desigualdad que genera sin eliminarla del todo.

El capítulo seis problematiza el concepto de “energía”. La energía necesaria para mover un sistema son todas las acciones que van en contra de su “dirección natural”. Las estrategias anteriores fracasaron por no considerar este problema.

En el caso de la economía, que las personas vayan en contra de sus incentivos económicos requiere energía. Las comunidades y la motivación social son la fuente principal de energía económica.

El capítulo siete traduce las observaciones de los capítulos anteriores en una estrategia concreta para mitigar la desigualdad, que se basa en fundar y escalar una red que resuelva los problemas de la coordinación y alineación de incentivos sin llevar a la desigualdad extrema ni al autoritarismo.

Fundar y escalar una red así es la revolución. Toda revolución triunfante fue una red que creció y escaló. Podemos hacerla. Será una aventura.

¡Hola!

Soy Juan, autor de la nota que acabás de leer.

Escribí el libro de economía networkista en 2022, pero era largo y técnico. Lo reescribí en 2023 como un ensayo basado en ejemplos, pero nunca dejó de ser un inédito en proceso. Dividir las ideas en ensayos cortos me está sirviendo para dejar de reescribir, así que voy a enviarte este libro por entregas.

En dos semanas, voy a haberte enviado las respuestas que más me satisfacen a preguntas que sostuve durante diez años. En pocas páginas, vas a poder entender más fácilmente la historia económica.

Sin embargo, lo más importante de las próximas semanas es comunicar la esperanza. Entender cómo funciona el poder económico y cómo evitar los errores del pasado para distribuirlo, es reconstruir la capacidad de soñar un mundo mejor.

Seguro tenés amigos que buscan nuevas perspectivas para interpretar el poder y la revolución o que suelen buscar lecturas audaces. Harías un favor enorme recomendándoles esta newlsetter.

Un abrazo grande,

Juan