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La segregación
Cómo entender un problema difícil
La segregación existe y es fácil de graficar: agarrás un mapa y dibujás un punto por cada persona, eligiendo el color del punto según su categoría. Acá podés ver mapas de diez ciudades estadounidenses construidos a partir de un censo que cruzaba datos de domicilio y grupo etnico declarado.
Segregación étnica en Chicago
Si le preguntás a tus amigos por qué tantas ciudades están segregadas, aflorarían múltiples explicaciones. Alguien podría explicar la segregación mediante correlaciones entre etnia y salario. Otro podría argumentar que algunos grupos imponen la segregación sobre otros. Surgen argumentos sociológicos, antropológicos y de correlación de variables.
Ninguna de esas explicaciones es mala. Lo que pasa es que nos acostumbran a pensar de una manera que es más fácil, pero que no siempre refleja lo que sucede en el mundo. En especial, cuando decimos que un grupo impone la segregación sobre otro, estamos dando por sentado que existen entes abstractos que viven en un nivel macroscópico e interactúan entre sí. Por ejemplo, hablamos como si todo el grupo A fuera una cosa con sus propias intenciones y actitudes, que se relaciona con otros grupos B.
¿Por qué dijimos que estos argumentos eran más fáciles, si a veces parecen bastante intrincados? Por un lado son fáciles porque nos piden tener en la cabeza pocas cosas: etnia y salarios, grupo A y grupo B. No tenemos que imaginarnos a miles de personas eligiendo dónde vivir (cosa que si quisiéramos no podríamos). Además, muchas veces aceptamos argumentos dirigistas: el grupo A quiere impedirle al B que llegue a determinado lugar. Incluso si pudiéramos corroborar que todos los miembros del grupo A tienen una intención común, es cualitativamente diferente que afirmar que el grupo A tiene una intención. Ningún humano quiere destruir el planeta, pero la humanidad lo está destruyendo.
Hay otro tipo de explicaciones.
Thomas Schelling fue un economista que quería responder la misma pregunta: ¿por qué está segregada la población de las ciudades? Para estudiar el fenómeno, construyó un modelo:
Imaginemos una grilla sobre la cual vive una población. Asumamos que la población está compuesta en partes similares de personas rojas y personas azules. Cada casillero puede tener alguien rojo, alguien azul, o estar vacío. Diremos que cada persona tiene como mucho 8 vecinos (en los casilleros limítrofes, contando los diagonales).
Ocho casilleros vecinos
Nada raro por ahora. Pero viene lo interesante:
Diremos que cada persona que vive en la grilla está contenta con donde vive si supera un índice X% de vecinos similares. Es decir, una rojo está feliz si por lo menos X% de sus vecinos es rojo. Un azul, si un X% de sus vecinos son azules.
Por ejemplo, si las personas quieren que al menos un cuarto de sus vecinos sean de su mismo color, el rojo de la izquierda estaría feliz, y el de la derecha estaría infeliz.
La única regla en el modelo es que, en cada turno, las personas infelices se mudan a un casillero vacío al azar.
Con este nuevo modelo, Schelling pudo reestructurar la pregunta. ¿Cuán alto tendría que ser el porcentaje X% para que la población se segregue con el paso del tiempo? Estaría bueno que te tomes un momento para tratar de pensar esto en tu cabeza. ¿Qué estimación haces?¿Con qué información haces esa estimación?
Si querés, podés jugar con este simulador del modelo de Schelling de segregación residencial. Proba con diferentes valores para X (%-similar-wanted) y fijate que pasa.
Spoiler: es sorprendente (para Schelling y para mí también) que con un X relativamente bajo, toda la grilla se organiza con los sucesivos pasos a un estado de segregación. Específicamente, si cada persona solamente pide que el 38% de sus vecinos pertenezcan al mismo color que él, obtenemos una sociedad segregada. Recordemos que la población del modelo está compuesta en partes iguales de ambos colores, no parece una gran exigencia pedir que el 38% de tus vecinos sea como vos, cuando el 50% de la población de tu ciudad es como vos. Sin embargo, es suficiente para que emerja la segregación.
Acá podés ver distintas poblaciones en su estado final. Ya nadie se muda porque todos están felices. En la primera, las personas quieren que al menos 25% de sus vecinos sean de su mismo color. En la segunda, 40%.
Configuraciones resultantes para distintos porcentajes de vecinos similares deseados
Sin embargo, no es sorprendente que sorprenda. Dijimos que las explicaciones fáciles eran aquellas que requerían pensar pocas cosas en relación, o atribuir intenciones a objetos que a priori no tendrían porqué tenerla. Acá, pensamos un modelo con muchísimas partes con interacciones e interdependencias entre ellas. A estos modelos se los llama multi-agente.
Este modelo se convirtió en paradigmático y no porque a todo el mundo le importe la segregación urbana. Es porque demuestra que la investigación mediante el uso de modelos puede asistir a revelar causas que no son inferibles o intuitivas sin estos. Habilita a estudiar causas que surgen del agregado de las interacciones entre muchísimos agentes.
Además, permite que le hagamos preguntas más complejas a nuestro modelo. ¿Qué será más útil para reducir la segregación urbana? ¿Reubicar a la gente forzosamente?¿Disminuir la cantidad de viviendas libres? ¿Aumentar mínimamente la tolerancia de la población?
Las explicaciones dirigistas nos pueden acercar a algunos aspectos de la realidad. Por ejemplo, la segregación estadounidense se explicaba como producto de asimetrías legales que luego perduran socialmente. De nuevo, esa explicación no es mala. Sin embargo, en el contexto de las Leyes Jim Crow el argumento de asimetrías es suficiente, hoy no. Sabemos que hay procesos emergentes en juego.
Tengamos en la cabeza que el objetivo no es estudiar modelos para encontrar todas las causas. Las explicaciones demasiado multi causales son difíciles de seguir. La clave es un argumento similar al expuesto en esta nota sobre las emociones: si estos fenómenos requiriesen muchas variables afinadas y alineadas no serían tan comunes. Deben existir explicaciones de pocos factores que expliquen porque la segregación resiste las perturbaciones. La segregación es robusta, las teorías también deben serlo. Las simulaciones como la de Schelling tienen el potencial de acercarnos a estas explicaciones.
Entonces, solo resta pensar qué otros fenómenos regulares necesariamente requieren una teoría que contemple los fenómenos emergentes, networkista. Luego, aprender a modelar, simular y jugar. Estamos convencidos de que no hay suficiente gente haciendo esto. Schelling escribió este modelo en los 70 y sin embargo las discusiones generales (en todos los ámbitos) suelen darse en términos de causas dirigistas y simplificadoras como las que expusimos al principio.
¡Hola!
La nota que acabás de leer fue escrita por Mariano Fernández Zaragoza.
Criticar el dirigismo no quiere decir que no haya elites racistas o machistas, ni que muchas veces las injusticias sucedan por decisiones conscientes de seres humanos. Sin embargo, las intenciones de las élites no siempre son necesarias, y no siempre son suficientes, para que existan las injusticias.
Cuando no hay leyes explícitamente racistas o machistas, lo que sostiene las injusticias son los fenómenos emergentes en la red social. Los enfoques basados en la atención o en el cambio de consciencia suelen ser insuficientes para desarmar estas estructuras de poder. El enfoque emergente y basado en la red permite comprender los desafíos reales para diseñar transformaciones eficaces.
Para terminar, una buena noticia: ya está disponible el programa del curso de filosofía networkista que comenzará en algunas semanas. Pronto voy a enviarte un correo con más noticias.
Un abrazo grande y muchas gracias,
Juan